uestro fuero interno como Educadoras y personas, sabemos de nuestra importancia para éstas guaguas que sus padres nos confían y sentimos la necesidad de entrega permanente hacia ellos, sin dejar de lado la invalorable retribución que se recibe al recibir una personita de tres meses o menos que a veces con dificultad sostiene su cabecita y que a los pocos meses se transforma en un niño o niña felíz que corretea por el jardín y nos hace gozar con sus primeros balbuceos, gracias y demostraciones de afecto.
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martes, 26 de junio de 2012
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